
Como el que comparte una brisa mensajera antes de la lluvia.
Como aquel que entrega la justicia del atardecer.
Como el que desciende a los confines de la noche elevando su voz.
Como aquel que cruza el puente del rocío atravesando la hoja, el pétalo, la espiga.
Como el que sostiene el perfume de los prados eternizándolos.
Como aquel que aúna su pensar al océano y se torna sangre azul.
Como el que deja un rastro de ternuras al final de sus días y cierra sus ojos conmovido.
Como cada ser que ha nacido y renace en la poesía bebiendo su calostro, elixir de la vida.
Hagamos del tiempo una estrofa de los actos sus versos, de las bondades la rima.
El corazón humano se vuelve estéril cuando la canción del espíritu calla, cuando no encontramos belleza dentro de la palabra, cuando yertos los labios no urgen del verbo sus esencias.
La fraterna razón y la alegría el fervor de los días, el puro amor y la sabiduría son la materia prima para crear las leyes insufladas de real justicia.
La poesía es al ser humano como es la estrella a la noche, el sol al día. Como es la semilla al fruto, la ternura al niño, como es al anciano la compañía.
Como el que comparte una brisa mensajera antes de la lluvia...
Como aquel que abre un libro y recita.
Iris Leal