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Dadas las circunstancias de la vida, a todos nos toca nacer de tan variadas formas, en tan diversos lugares, con tan distintas experiencias, pero lo que si tenemos en común con todo ser humano es el hecho de haber nacido y haberlo hecho a través de una madre. También nos unen el sol brillando para todos, la luna, el cielo y un sin fin de eventos a los que cada uno puede llegar con la primera observación meditativa.
Dentro de este vasto universo que nos cobija está el gesto redondo que crean los brazos al rodear algo o alguien, el mundo como vientre creador , la esfera de la cabeza, los ojos, y así descubrimos la forma que se abre para nosotros.
Cada vez que una niña se hace mujer sucede una “muerte y un nacimiento”. Cada vez que una mujer se hace madre sucede una “muerte y un nacimiento”, la niña queda atrás y pasa a ser historia dentro de su propia vida. Se transforma en mujer y nace en ella un nuevo impulso que la prepara físicamente hasta llegar a otra muerte simbólica, de la mujer para convertirse en madre y dar a luz la vida que en ella ha puesto sus esperanzas. Estas son posibilidades que pueden o no tomarse, como regalos o dones que una recibe o deja. Para que cada mujer en lo más íntimo vuelva a conocerse y conectarse, para que recuerde y visualice, para que sienta esa fuerza con la cual ha sido escogida, para que despierte lo que deba despertarse y pueda realmente sentir su maternidad y dentro de su bella libertad decidir. Se abre este espacio en el cual nos unimos en la madre universal que vive en cada una de nosotras y nos hace ser una sola al momento de parir y en adelante.
La historia nos nutre de diversos ejemplos de fuerza, con los cuales podemos ayudar a derribar los mitos que han alejado a la madre de su propio parto. También nos alientan a ir sin miedo, pues son estos relatos los que nos brindan la certeza de que somos un canal para el que recién llega. Hasta estos tiempos, hasta este lugar han llegado los vientos que traen esa sabiduría necesaria para enfrentar el mundo del presente, para seguir adelante viviendo lo que debemos vivir, aprendiendo lo que debemos aprender. Cada acto tendrá consecuencia en nuestros hijos y en nosotras mismas, cada gesto de amor será recibido por ellos y por nosotras. Pensamos que el nacer es humano, que somos infinitos y que podemos comenzar a comprender.
Iris Leal