
En cuantía vienen a buscarte traen sus nebeles, sus arpas, sus liras suenan por doquier las cuerdas ígneas tensadas por las manos palpando sabiduría.
Un obscuro incierto se acrecienta ante tus ojos y sin embargo llevas en tu pecho el asombro una llama leve ilumina este sendero y tus pasos son lágrimas en vuelo.
Traen el rocío prendido en su alado cuerpo y en ellos reflejada la vida de tus huesos en sus faces dóciles los diversos afectos que tu mismo rostro repartió en maternales gestos.
En sus cantos llueven astros eternos luceros que titilan amplios y sinceros se vierten en tu sangre en una danza sideral entonando el compás de tus férreos versos.
En cuantía viene todos hacia ti el temor te envuelve en vértigo febril, y el calor sinuoso que consume al cuerpo desprende del tiempo lo sacro y sutil.
Toman delicados tu misterioso corazón le adornan con rubíes, diamantes y zafiros le tornan en dorado y lo sumen en su aliento un tremor deviene en compasión los pensamientos.
Iris Leal