Si uno no sabe su historia, no sabe nada: es como ser una hoja y no saber que forma parte del árbol
Elaborar un árbol genealógico puede llegar a ser una actividad muy placentera: descubrir quiénes somos y de dónde venimos. Investigar quienes fueron nuestros antepasados, conocer su procedencia, a qué se dedicaron… Esta actividad que puede llegar a ser un bonito pasatiempo. Además, constituye toda una fuente de estudios llamada genealogía.
En lo que respecta a la elaboración y el estudio de nuestro árbol genealógico, nos puede ayudar en muchos aspectos tales como:
Transformar la manera de ver y entender a nuestra familia.
Elaborar duelos que quizá no pudimos hacer en su momento.
Conocer una parte de nuestros antecedentes médicos observando las enfermedades que hayan padecido nuestros antepasados.
Observar gráficamente si nuestras creencias, miedos y bloqueos están relacionados con las dinámicas familiares y con las herencias transgeneracionales.
Conectar con nuestra espiritualidad. Cuando conoces y comprendes tu propio pasado, potencias tu enraizamiento a la vez que conectas con algo más grande. Al sentir que formamos parte de una cadena nos hacemos más conscientes de lo pequeños que somos.
Acceder a informaciones que a nivel consciente no podemos ver y sin embargo a nivel inconsciente pueden seguir manifestándose.
Para elaborar un árbol genealógico podemos comenzar a recopilar datos preguntando y entrevistando a nuestros familiares. Después podemos seguir revisando documentos, fotografías, cuadros, registros civiles, hemerotecas con archivos históricos, Internet, etc.
Los datos que podemos ir buscando y anotando en el árbol son los siguientes:
Nombres y apellidos.
Fechas importantes: nacimientos, matrimonios, fallecimientos, migraciones…
Causas o circunstancias de los fallecimientos.
Las profesiones.
Cómo eran las relaciones entre los diferentes miembros de la familia (rivalidades, amistades, privilegios…)
Por qué cualidades destacaban nuestros antepasados
Acontecimientos significativos: minusvalías, historias de amor paralelas, anécdotas de distintos tipos…
Los síntomas y enfermedades más importantes de los miembros del árbol genealógico.
Los duelos no hechos, las lágrimas no derramadas, los secretos de familia, las identificaciones inconscientes y lealtades familiares invisibles pasean sobre los hijos y los descendientes. Lo que no se expresa con palabras se expresa con dolores
Interpretar un árbol genealógico significa hacer un “análisis transgeneracional". Mediante este análisis podemos identificar conflictos no resueltos, duelos no elaborados, patrones de comportamiento… El asunto clave en la interpretación del árbol genealógico es “tomar conciencia” y el identificar posibles “programas”. Para ello puede ser enormemente productivo realizar esta tarea en colaboración con alguien.
Es complicado que el árbol genealógico nos dé una respuesta sin antes haber generado una pregunta; sin embargo, en muchas ocasiones la curiosidad puede producir ambos fenómenos (pregunta y respuesta) de manera simultánea. Lo habitual es que se elabore o se consulte un árbol genealógico cuando se tienen ciertas inquietudes sobre distintos temas (emociones, circunstancias, bloqueos, enfermedades…)
Es decir, es bueno analizar el árbol haciendo preguntas concretas. El ir obteniendo las respuestas y descubriendo sus enlaces puede ser un trabajo profundo, a la vez que apasionante. Un auténtico proceso de desarrollo personal. Con él podremos responder a una pregunta fundamental: ¿de dónde venimos y cómo nos condiciona?
En definitiva, la elaboración y estudio de un árbol genealógico puede resultar una actividad apasionante que todos podemos hacer en algún momento de nuestras vidas. Según los expertos, su visión y comprensión ya de por sí resulta sanadora, más allá de lo que podamos hacer con esa información después. Entonces, ¿por qué no probar?
“Nadie existe solo, nadie vive solo. Todos somos lo que somos porque otros fueron lo que fueron”
Compartido con amor
Andrea 🌸
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