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Como sanar las herencias emocionales


 

Cada uno de nosotros tiene mucho que aprender de sus antepasados. La herencia que nos han legado es muchísimo más amplia de lo que suponemos. A veces, nuestros antepasados nos duelen y no sabemos por qué.

 

Somos producto de los deseos, fantasías, temores y toda una constelación de emociones y percepciones, que se mezclaron para dar origen a una nueva vida. Nuestra herencia, no sólo es genética, también es emocional.  


Entender que somos resultado de una historia que nació antes que nosotros y que de ello también se deriva un legado emotivo, nos ayuda a evitar repetir sucesos que han tenido lugar en nuestro árbol genealógico y pueden producirnos conflictos o enfermedad.  


Sabemos que existe una herencia emocional que se deriva de las experiencias (traumáticas o no) de nuestros antepasados. Somos parte de un inconsciente familiar donde residen todas las vivencias silenciadas de nuestros ancestros, y que de alguna manera, porque fueron calladas, hoy son una especie de tabú en el sistema familiar: suicidio, aborto, enfermedades mentales, asesinatos, ruinas, abusos, etc.  


Todo ello cuando no se habla, cuando no se expone y se procesa, deja secuelas que siguen afectando a las siguientes generaciones.

El trauma tiende a repetirse en la siguiente generación, hasta que encuentra una vía para hacerse consciente y resolverse.  


 

Se puede afirmar que existe una herencia transgeneracional en la que los conflictos emocionales solo desaparecen cuando se han resuelto.

 

Herencias emocionales inconscientes 


La mayoría de nosotros llevamos una herencia emocional que hemos adquirido de manera inconsciente. Hay una gran cantidad de información que se trasmite de generación en generación.


Cuando tuvo lugar un acontecimiento que resultó de algún modo impactante o traumático en alguno de los componentes de una familia, en generaciones posteriores se da la repetición de sucesos parecidos en la misma fecha en que este tuvo lugar. A ello le llama el Síndrome del Aniversario.  


Esto la lleva a concluir que en las personas se pueden dar fenómenos de repetición por medio de los cuales las personas podemos identificarnos con personas queridas que ya no existen, esta lealtad amorosa nos lleva a repetir sus experiencias.  


De tal forma, somos menos libres de lo que pensamos, pues repetimos los destinos de aquellos miembros del sistema familiar. No obstante, podemos liberarnos si comprendemos los complejos vínculos que se han tejido en la familia.  


Las lealtades invisibles, deben desatarse pues son las que impulsan a saldar deudas por los ancestros, a repetir su historia para paliar el dolor pasado por aquellos, pero que limita la propia historia.  



Cómo sanar las herencias emocionales 


Los malestares físicos o emocionales, que parecen no tener explicación, pueden ser una señal para hacer conciencia sobre esos secretos, o esas verdades silenciadas, que posiblemente no están en la propia vida, sino en la de alguno de nuestros ancestros. 


Para sanar las herencias emocionales es importante conocer el pasado. Ciertamente podemos venir de una historia pasada de muchas vicisitudes, pero tal vez no conocemos el papel que nos toca cumplir en el relato familiar. Quizá el rol que nos corresponde se nos asignó sin darnos cuenta: perpetuar, repetir, salvar, negar o encubrir las huellas de esos hechos que se silenciaron.  


Por ello, la mejor herencia que podemos acumular es el conocimiento de nuestro árbol genealógico. Saber de dónde venimos, quiénes eran esas personas que no hemos conocido pero que son parte de nuestro sistema y de nuestra historia, es fundamental para comenzar a sanar.  

Conocer cada paso del camino que la familia y uno mismo ha recorrido es importante para llegar a una comprensión profunda del cuál es nuestro verdadero destino en el mundo.

Nos permitira tomar la vida y vivirla de forma más plena.  


Algunas cosas que se pueden hacer para sanar son: 

  • Analizar el árbol familiar y el porqué de las acciones que se ejecutan a diario permite poner al descubierto las emociones, los hábitos y las creencias que se manejan y sustituirlas por otras que no sean limitantes o perjudiciales. 

  • Preguntarse la razón de nuestros actos. Responder al ¿para qué hacemos algo? nos ayuda a descifrar si es auténtico o estamos “pagando” una deuda con nuestros ancestros. Cuando se conoce el porqué, entonces se pueden abordar diferentes soluciones. 

  • Dar un sentido diferente a emociones consideradas incómodas o negativas, como el rencor, el enojo y el dolor, y que han estado presentes en el sistema familiar, nos ayudará a gestionarla de mejor forma y sanarlas.  

  • Reconocer los dichos que han sido repetitivos y limitantes en la familia como, por ejemplo, “todos los hombres son iguales”, “al final, quedas solo porque todos se van”, “somos pobres, pero honestos”, “si llego a ese lugar, alguien habrá perdido algo”, entre otros. Estas frases se van repitiendo como mandatos y solo limitan las potencialidades. 

  • Acudir a Constelaciones Familiares es otra ayuda para sanar las herencias y lealtades familiares, esta terapia breve nos ayuda vislumbrar el problema familiar, a resolverlo y a encontrar significado y propósito en la vida, además de resolver las cuestiones personales.


Compartido con amor 💕

Åndreå

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