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A ese niño que olvidamos y dejamos sin atención, le ofrecemos esta carta para sanar a nuestro niño interior.
Mi precioso niño interior, qué bonito eres. Te adoro. Gracias por ser tan maravilloso. Te amo con todo mi corazón.
Quiero abrazarte tan fuerte y hacerte sentir todo ese amor y aprobación que tal vez nunca recibiste.
No me hubiera gustado que pasaras por tantas cosas tan dolorosas, pero eres tan fuerte, que nada puede detenerte. Nunca lo dudes, nunca.
Evita guardar dolor en tu corazón, te estorbará mucho en tu vida adulta.
Sana ese corazoncito sensible y bondadoso.
Sánalo porque si no se llenará de ira y amargura.
Llora, por favor llora, llora todo lo que quieras, hasta que sientas que las penas se han ido.
Aquí estoy para abrazarte. Te arrullo y te lleno de besos.
Te amo con todo mi corazón.
Yo te cuido. Yo te protejo. Te veo y te comprendo. Te consuelo y te doy lo mejor de mí.
Aprendo a amarme al verte tan hermosa y dulce. Tan inocente.
Recuerdo tu pureza, tu dulzura, tu conexión con la divinidad, y aprendo a escucharte nuevamente a través mi voz interior.
Somos libres y felices, armoniosos, realizados y exitosos.
Te sano y me sano.
A ti mi niño maravilloso te prometo que voy a ser lo mejor de mí para ofrecértelo.
Te prometo que vas a lograr ser eso que soñabas ser cuando eras pequeñito.
Te prometo que te vas a sentir inmensamente orgulloso de ver el adulto en el que te has convertido.
Pero sobre todo te prometo que te voy a hacer feliz.
Nunca olvides todo lo que vales.
Cree en ti mi niño. Ámate. ¡Tú puedes!
Te amo. Aquí estoy para ti.
Gracias por ser tan maravilloso. GRACIAS, GRACIAS, GRACIAS.
Lo siento, perdóname, gracias, te amo.
Compartido con amor 💕
Åndreå