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Sólo así se abre la vida los insumos del ayer con los vientos que la mano sostuvo en su puño segundos sin encerrar el aire sin exprimirle promesas.
Un dejo de melancolía que en el día se sienta ese revolotear de hojas que con extrañeza alegra que la mano del alma sostuvo en su puño segundos sin encerrar su delicadeza.
Esa canción transparente que emana mientras se acerca uno persigue encantado la música, la hebra de agua que la mano límpida de inocencia sostuvo en su puño segundos sin encerrar su clara pureza.
Tres rosas solitarias que en sus soledades rojas profundas se acompañan que la mano sus espinas sostuvo en su puño segundos sin clavar sino belleza sin encerrar su perfume de eras.
Cuando el niño nacía reluciente en su cuna de estrellas las maternales manos sostuvieron en sus palmas segundos su pecho tierno apoyado en su pecho maduro sin encerrar su presencia sin robarle atisbo de su libertad alguno.
Sólo así se abre la vida los insumos del ayer extendiendo las manos dejando que la muerte lleve lo que ya ha llevado y que luego estas mismas manos vayan secando las lágrimas sin encerrar del dolor su gracia.
Sólo así se abre la vida.
Iris Leal
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