Rosa

¿Qué es la belleza? ¿Dónde bulle el silencio inapagable, bebible y afable?

Entre las rosas se anidan la belleza y el silencio.

Su tierra removida retiene la humedad de su tersura. Sus perfumes abren de costado a costado el corazón y una lanza de silencio penetra en el blanco del hombre.

Otra lanza de belleza incrustada en el centro hace manar los ríos colorados, burdeos, bermejos. Duele como si el dolor fuera un rumor de pétalos cayendo en su labor concluida. Duele como si el dolor cantara silencios de tallos que se elevan hasta culminar en el arduo botón. Luego que la voz se ha hecho simple brisa y la fragancia de rosales perfuma cada evocación, la lanza del amor es soltada con precisión al punto más profundo del alma. Como si temblara; como si titilaran los cielos esparcidos de astros; como si el polen en su mística levitación surgiera constantemente repicando en las campanas de todo templo; como todo ello, duele, y ya no hay rumor de flores, ni tallos irguiéndose silenciosos, ni temblores graves, ni estrellas titilando soledades, ni levitaciones de oro.

Duele como el dolor, como el dolor mismo duele. Duele como la alegría dolorosa del Verbo. Duele como la pureza que de polvo esta hecha. Duele como el dar a luz. Y una paz de espirales eternos hacen girar la Gracia de la Vida.