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Kakasana y Bakasana o el cuervo y la grulla


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La posturas de la grulla y el cuervo son ásanas de equilibrio sobre los brazos que, como todas las ásanas de esta tipología, mejoran la concentración y aportan enfoque, calma y claridad mental.


Estas dos ásanas conectan todas las extremidades para mejorar el equilibrio y la estabilidad y estas cualidades se extienden, no sólo a la parte física, sino también a la anímica, mental y espiritual. A nivel más sutil, entona y equilibra los chakras inferiores.


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A nivel físico, el punto fuerte es el de alimentar y fortalecer las muñecas, que en muchas situaciones permanecen en una posición estática durante largo tiempo.


También es beneficiosa para el alivio del síndrome del túnel carpiano, que afecta a mucha gente con trabajos sedentarios o que se pasan horas tecleando con los dedos delante de la pantalla del ordenador.


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Bakasana (la grulla) y Kakasana (el cuervo) parecen la misma postura, pues son muy similares en la forma, pero tienen pequeñas diferencias sutiles a nivel energético debido a las diferencias de alineación y el compromiso de los músculos en cada postura. En Bakasana, las rodillas se colocan lo más cerca posible a las axilas, mientras que en Kakasana las rodillas se colocan sobre los codos. Así que los puntos de presión también son diferentes. Aunque parezcan dos ásanas difíciles, resultan más fáciles de lo que parecen. La clave es la alineación. A continuación te mostramos la técnica para realizar cada una de las posturas manteniendo la clave de la alienación en cada paso.



Técnica en Kakasana


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1. De cuclillas en el suelo con el cóccix hacia la tierra, coloca las manos delante de ti, con los brazos entre las rodillas. Comprueba que las manos estén a la anchura de los hombros y sus dedos separados y extendidos completamente. Con el dedo pulgar ligeramente mirando hacia dentro crearás una buena base. Abre el corazón y lleva los hombros hacia atrás. Mantén la columna recta y alineada y tu centro fuerte y conectado. Respira unos segundos larga y profundamente.


2. Flexiona ligeramente los codos hacia fuera, levanta la cadera y lleva las rodillas en los dorsos de los brazos, sobre los codos. Evita que se cierren los hombros y mantén el corazón abierto.


3. Concéntrate en un punto fijo del suelo, frente a ti. Inhala, retén y, elevando los pies, inclínate hacia ese punto, llevando el peso a las manos, moviendo tu centro de la gravedad hacia adelante. Exhala y mantén la postura durante tres o cuatro respiraciones largas y profundas. Ahora, segundo y tercer chakra se activan y la energía fluye por todo el cuerpo.


4. Para deshacer la postura, exhala y relaja los muslos. Deja que tus pies caigan suavemente sobre el suelo, primero uno y después el otro. Vuelve a cuclillas y alinea la espalda verticalmente.



Técnica en Bakasana


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1. Desde la posición de cuclillas con las manos delante de ti, levanta el cóccix lo más alto posible hasta que sólo queden las puntas de los pies en contacto con el suelo.


2. Mantén los brazos rectos y firmes. Coloca las rodillas en la parte posterior de los brazos en el área de la axila.


3. Lleva el corazón y la cabeza hacia adelante, eleva los pies del suelo y coloca las rodillas en los brazos, tan cerca de los hombros o axilas como sea posible. Debido a que hay menos participación del núcleo y las piernas, la postura trae una sensación de calma al cuerpo y la mente.


4. Para deshacer la postura sigue los mismos pasos que en Kakasana.




Consideraciones en ambas posturas


En el primer paso, si colocas las manos demasiado juntas, te costará más encontrar el equilibrio. Cuanto más separadas, mejor aprovecharás la potencia en los brazos al levantar el torso y las piernas.


En el tercer paso, puede aparecer alguna resistencia causada por la sensación de caernos de cara al suelo, en el momento de la inclinación hacia adelante. Para superarlo, podemos poner una almohada en el suelo, justo en el lugar donde se produciría el contacto de la cara en el suelo y así también evitaremos hacernos daño si caemos. El hecho de mirar en un punto fijo en frente tuyo antes de la inclinación, te ayudará psicológicamente a alcanzar el ásana. Para ello, no crees tensión en el cuello, simplemente, muéstrate como lo haría un cuervo al contemplar algo.




Beneficios


  • Se fortalecen los brazos, las muñecas y los hombros.

  • Mejora la forma de caminar y el equilibrio en uno mismo.

  • Al expandir el pecho, aumenta la capacidad respiratoria.

  • Se estiran los músculos de los dedos, muñecas y antebrazos.

  • Contrarresta los efectos dañinos de trabajos con movimientos repetitivos, como el teclado del ordenador.

  • Alivia los síntomas del síndrome del túnel carpiano en la muñeca.

  • Incrementa la capacidad de concentración y aporta lucidez mental.

  • Al mantener la mirada fija en un punto, este ejercicio también suaviza y nutre los ojos.



Contraindicaciones


Si sufres de una lesión en la muñeca o de espondilitis no debes hacer este ejercicio.


Deseo que logres estas posturas energéticas y tan beneficiosas.


¡Las más profundas bendiciones y paz!


Espero que hayas disfrutado de esta entrada de blog, por favor hazme saber lo que piensas.¡que tengas un hermoso día!


Namaste 🙏🏻


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