Curar las heridas del padre ausente
- Kokoro Terapias
- 29 jul 2023
- 4 Min. de lectura
Actualizado: 26 jun 2024

El padre ausente no es sólo el vacío físico de una figura que no tuvimos, en ocasiones, es también alguien que a “aún estando” no supo o no quiso ejercer su rol. Es una ausencia psicológica capaz de originar en el niño diversas heridas emocionales.
Consecuencias del padre ausente en la infancia
El cerebro de un niño es un ávido procesador de estímulos, y en su día a día, necesita ante todo refuerzos positivos para poder crecer de forma madura y segura. Un padre ausente genera incongruencias, vacíos y dificultad de trato. El niño espera afectos, comunicación, y una interacción diaria con la cual, abrirse al mundo también a través de su padre. Sin embargo, solo encuentra muros.
Un trato vacío y esquivo genera ansiedad en los niños, no saben “a qué atenerse”, desarrollan expectativas que no se cumplen, y tienden además, a comparar “padres ajenos” a los que ellos tienen en casa. Saben que los padres de sus amigos actúan de modo diferente a lo suyos.
Los niños que crecen sin un padre muestren algunas de las siguientes señales:
Dificultad para adaptarse al mundo y a la realidad.
Miedo constante a ser abandonados.
Presentan problemas académicos (bajo rendimiento, abandono escolar, dificultad para el aprendizaje, etc.)
Relaciones sociales desinhibidas.
Poca o nula inteligencia emocional.
Comportamiento agresivo hacia sus pares.
Desarrollan un apego reactivo, lo que significa que rara vez buscan consuelo cuando sienten malestar.
Consecuencias del padre ausente en la adultez
Por su parte, la figura de un padre ausente puede generar en la etapa adulta un desapego afectivo que nos hace ser más inseguros a la hora de establecer determinadas relaciones.
Podemos llegar a ser algo desconfiados; pues, la idea de proyectar una alta carga afectiva en alguien, nos produce miedo, tememos ser traicionados, o no reconocidos. O peor aún, ignorados.
De hecho, en muchos casos, las heridas que deja un padre ausente pueden ser tan profundas que generan algunas de las siguiente consecuencias:
1. Dificultad para adaptarse a nuevas situaciones
Los adultos que se criaron sin un padre pueden presentar dificultades para adaptarse a los cambios vitales, como por ejemplo: cambios de trabajo, mudanzas, rupturas de pareja, etc. Por tanto, ante los mismos, experimentan mucho malestar y elevados montos de ansiedad.
2. Tendencia a la adicción
Por su parte, pueden ser adultos con una alta vulnerabilidad a la adicción, bien sea a sustancias tóxicas, objetos, o personas. Por ejemplo, pueden ser adictos al sexo, a la pornografía, a las drogas, al alcohol, etc. Sea cual sea el caso, la adicción en estos casos será una forma de llenar ese vacío que les dejó haber crecido sin un padre.
3. Poca inteligencia emocional
Asimismo, pueden ser adultos que se frustran con facilidad, carecen de asertividad y empatía, cuentan con un vocabulario emocional pobre, y tienen dificultades para canalizar adecuadamente sus emociones.
4. Apego a objetos materiales
Así como sucede con las adicciones, el apego a los objetos materiales es una forma de lidiar con esa herida emocional que dejó el padre ausente. En este caso, la persona proyecta sus propias emociones de abandono en el objeto, por lo que experimenta malestar si tiene que deshacerse de él.
5. Actitud pasiva en las relaciones
Al ser individuos con un profundo temor al abandono, tienden a mostrarse muy complacientes o condescendientes con todos los que les rodean; incluso, con personas desconocidas. Su objetivo es no incomodar a los demás, pues creen que si lo hacen, nadie los querrá y terminarán solos.
6. Malestar emocional
La falta de inteligencia emocional, la dificultad para adaptarse a los cambios, el excesivo apego a personas y objetos, entre otros, propicia un profundo malestar que no hace más que empeorar el dolor de las heridas emocionales producidas en la infancia.
7. Padecimiento de algún trastorno psicológico
Por último, el trauma de haber crecido sin un padre puede propiciar el padecimiento de algún trastorno psicológico en la adultez, como por ejemplo: depresión o ansiedad.

Lo primero que deberíamos hacer es “entender”. Comprende que el padre ausente es un hombre que no supo ejercer su rol de padre, porque nunca entendió muy bien su papel como persona. Es muy posible que un padre ausente no dispusiera de adecuadas habilidades personales, de una buena autoestima, de un equilibrio interno que le permitiera ver sus errores, sus miedos y sus propias carencias.
Ahora bien ¿Justifica esto lo que nos hizo? ¿El vacío emocional que nos dejó? En absoluto, pero la comprensión, en ocasiones, nos ayuda a ajustar la realidad, a evitar almacenar más emociones negativas.
Sabes que has crecido y madurado con muchos vacíos a causa de ese tipo de educación, y de esas carencias afectivas. Sin embargo, siempre llega un momento en que deberíamos cortar el vínculo con el sufrimiento de ayer, para sanar las heridas en este presente.
Dicho esto, a continuación te dejamos una lista de consejos que pueden ayudarte a superar las heridas que dejó haber crecido con un padre ausente.
1. Sé consciente de tus emociones
2. Acepta y valida cómo te sientes
3. Empatiza con tu padre
4. No intentes olvidar
5. Aprende a perdonar
En muchos casos, las heridas que deja un padre ausente pueden ser difíciles de superar por cuenta propia. Si este es tu caso, puedes asistir con un psicoterapeuta. Un especialista te proporcionara el apoyo y las herramientas necesarias para aliviar tu sufrimiento.
Compartido con amor
Andrea 🌸
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